El desarrollo de la actividad porcina es fuertemente criticado por las daños que originan sobre los recursos agua, suelo y aire; por este motivo la porcicultura es una de las actividades agropecuarias con mayor vigilancia las autoridades ambientales. Toda actividad que se desarrolla es susceptible de degradar el ambiente, alguno de sus componentes, o influir en la calidad de vida de la población en forma significativa.
Los biodigestores pueden desempeñar un papel vital en los sistemas agrícolas al contribuir al control de la contaminación y al mismo tiempo agregar valor a los excrementos del ganado.
En lo que refiere al excremento del ganado, la degradación de cada uno de ellos depende sobre todo de la especie animal y la alimentación que hayan recibido los mismos. (Barrera Sergio, 2018).
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